
De lo que no podemos tener duda es del crecimiento exponencial que Singapur a mostrado desde los últimos 100 años hasta la actualidad. Y ese crecimiento se debe principalmente a las diferentes políticas impuestas por el gobierno y por la rápida actuación de escoger oportunidades beneficiosas para el país.
A partir de 1867, la soberanía de Singapur cae en manos de la corona británica, la cual, más adelante, construye una base naval debido a la creciente inseguridad que siente con Japón ya que nos encontramos en el marco histórico de la I Guerra Mundial. Terminada en 1939, los buques británicos nunca llegaron a la base por el inicio de la II Guerra Mundial. Durante la guerra, la inseguridad por perder las colonias de Gran Bretaña se convierte en una realidad tras Japón destruir el 90% de los aviones británicos y tomar el control del país en la Batalla de Singapur, 1942. En esta batalla, se destruye una buena parte de la isla por lo que Japón cede de nuevo a los británicos.
Los ciudadanos de Singapur, tras estos acontecimientos, expresan unos sentimientos nacionalistas e independentistas que, en 1946, se tendrán en cuenta a la hora de decidir el futuro del país, consiguiendo ser así la denominada colonia de Singapur. Con esto, se consigue una autonomía parcial hasta 1959 en donde Lee Kuan Yew, del partido Acción Popular, se convierte en primer ministro del país, convocando un referéndum en donde se le preguntaba a la población si querían una total dependencia o, por el contrario, entrar en la federación malaya, la que fue opción ganadora. A partir de 1962, Singapur entra en la federación malaya pero debido a desacuerdos económicos y políticos, deshace esta opción derivando, en 1964, en la República de Singapur. Esta república se caracteriza por la pobreza, mala educación de su ciudadanía y, sobre todo, la mala infraestructura por las diferentes batallas y guerras acontecidas en ese territorio. Lee Kuan Yew, aún primer ministro en la república, crea la Junta de Desarrollo de Singapur, haciendo grandes avances en la industrialización, en el desarrollo del puerto y del sector secundario y en la apertura a la inversión extranjera atrayendo así a potentes compañías petroleras. Esto último hizo aumentar la riqueza del país con un crecimiento al 8% en 1980, reinvertido en educación. Todo este auge económico está marcado por las duras restricciones de libertades personales que hoy en día aún siguen vigentes; siendo uno de los países con menor libertad de expresión y un Código Civil muy condicionado (incluyendo penas de muerte).
Para 2004, Lee Kuan Yew se retira de primer ministro y deja el cargo a Lee Hsien Loong, su hijo, el cual mantiene el crecimiento que consiguió su padre durante tanto tiempo.